Señora y Maestra del discernimiento, templo viviente y actuante del Espíritu Santo, discípula abnegable de la Sabiduría de Dios, fortalece, con Tu amado Hijo Jesús, mi templo interior.
Que ésta tienda de encuentro – mi corazón – sea lo más fuerte de mi ser, en unión con los Corazones Unidos del Padre, Hijo, Espíritu Santo y San José, para que seamos uno en Tu Corazón Inmaculado, donde todos formemos un tabernáculo de adoración y alabanza a Dios.
Los elijo como mis tutores y maestros porque quiero vida, quiero más de la vida divina. Sálvenme de elegir cualquier cosa que no sea para el servicio de los que me necesitan.
Gracias por venir a nosotros como Nuestra Señora del Discernimiento y acércanos al árbol de la vida, Tu Hijo Jesucristo. Que nuestros corazones sean tabernáculos de encuentro donde otros puedan ver en nosotros al mismo Jesucristo.
Madre mía dame la gracia de vivir en unidad, santificación y servicio. Imparte vida en nuestras mentes, para pensar de la manera que piensas Tú, que es la manera de Jesús y así asemejarnos a Él.
Madre del Espíritu del Discernimiento, fortalece mi voluntad para elegir a Dios como mi única prioridad. Cuida mi cuerpo, mi corazón y mi espíritu, que son “tienda de encuentro”, para poder vivir en total discernimiento. Amén.