Novena al Corazón del Padre Eterno

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En Reparación de los Pecados de la Humanidad.

San Gregorio Magno exhortaba: “aprended a conocer el corazón de Dios en las palabras de Dios”.

El doce, como número, representa en el ámbito bíblico no solo una composición perfecta de las tribus escogidas y las doce puertas representativas que existen en Jerusalén, sino también, la eternidad de las cosas concebidas por Dios Padre. Más allá del significado habitual que acostumbramos a hacer sobre los números, cabe resaltar por qué la novena está representada en doce días, ya que dentro de su simbología el numero 12 representa bíblicamente aspectos como: el buen gobierno, el servicio, la potestad, protección, elección de vida e incluso producción y multiplicación. De igual forma al ampliar su comprensión entendemos que en el número doce está expresado e interiorizado la perfección de la elección por un camino de vida. Cuando Jesús escogió, a aquellos escogidos fueron doce, los cuales, amantes y creyentes del plan salvífico de Dios, los convocó e invitó no solo a servir, sino también a producir, y llegar a los rincones más lejanos, a las personas más apartadas, a sanar y unir sus corazones al corazón del Padre Eterno. 

Acto de contrición al Corazón del Padre

Oh, Dios bueno y eterno, Altísimo Padre, en este día y hora vengo a Ti porque creo en Tu presencia, creo en Tu bondadoso amor y en Tu santa misericordia, creo en que Tú me acompañas y me guías cada día de mi vida. Creo en que Tú conoces mi sentir, mis pensamientos y actos, pues ante Tus ojos nada está oculto. Padre, Tú lo conoces todo y aprecias en Tu corazón las veces que actúo bajo la guía de Tus divinas enseñanzas, pero también sabes y has estado presente en las ocasiones en las que he caído, que he sido débil y que Te he fallado. 

Es por ello que en este día Te pido perdón Padre. Con un corazón arrepentido vuelvo a Ti y Te pido que me perdones por todas aquellas faltas que he cometido, por aquel pecado que tanto me daña, no solo a mí, sino también a las personas que me rodean. Reconozco mi espíritu frágil y débil, amadísimo Padre, que Tu Voluntad me alcance cuando la mía ceda ante la instigación y tentación del enemigo. Reconozco Padre, que si he caído es por mi falta de resistencia que he pecado, y que a pesar de saber el porqué de mis acciones hoy reconozco mis culpas, pues necesito pedirte perdón con claridad y conciencia por haber actuado mal, no solo en mis obras, sino también en mis pensamientos y omisión.

Perdóname Padre, por aquellas mentiras que han salido de mi boca, por mis malos pensamientos, porque a veces he sentido odio, envidia o rencor, por sentir celos de la bendición ajena, y por aquellos deseos que me apartan de Ti, Padre de amor. Te pido perdón de igual forma, por aquellas personas a las que les he causado dolor o tristeza con mis palabras o con mis actitudes, por las heridas que les he causado a mis familiares, o amigos.

Te pido perdón Padre, porque sé que en muchas ocasiones no he sido un ejemplo para los demás, reconozco mi pequeñez, y mis faltas porque sé que desde Tu morada Tu corazón siempre está dispuesto a perdonar mis pecados. Hoy vengo ante Ti a clamar a Tu misericordia, Padre, porque sé que Tu bondad no sabe de límites, porque soy consciente de que solo Tú puedes guiar mis pasos por nuevos caminos.

Perdóname si he faltado a Tu nombre y a Tus mandatos, perdóname si con mis acciones Te he dicho que no Te amo, es por eso que elevo mi oración, como una forma de decir que Te amo, que he sido consciente de mi culpa y vuelvo a Ti, sin máscaras ni pantallas, pues mi corazón sabe de Tu infinita misericordia por la cual seré restaurado, porque sé que Tu no me abandonas y al estar conmigo seré victorioso.

Por eso Padre, en este día, te pido que me des las fuerzas para seguir, para no caer, y si caigo para levantarme en Tu nombre una y otra vez, que Tu gracia sea mi fortaleza y Tu amor mi aliento. Yo estoy convencido de que escuchas mis plegarias, de que como Padre estás siempre atento a nuestras súplicas.

Gracias por Tu perdón, porque Tú sabes que mi arrepentimiento es sincero y brota de mi corazón hacia el Tuyo. Gracias Padre, porque Tu misericordia no tiene fin, y por ello solo en Ti todas las cosas se renuevan. Mírame con amor, a pesar de mi fragilidad y gracias por recibir de nuevo este corazón que solo quiere amarte y adorarte todos los días de su vida, como un Hijo ama a su fiel Padre. Amén.

Credo.

Padre nuestro y tres glorias.

Oración para todos los días

Padre de amor, unidos a Ti, y con el corazón dispuesto, cual morada, Te recibimos para que en este día regocijados en Tu palabra cultivemos un espíritu de prudencia, esperanza y amor. Señor, Tú Espíritu clama en nosotros, ¡Abba! ¡Padre! Deposita en mi alma la llama de Tu amor, para que la llenes hasta desbordarla y para que, transformada por la acción de Tu fuego, la conviertas en caridad viva, para irradiar luz y calor a todos los que se me acerquen cada día.

Un propósito especial de esta novena es que de corazón a corazón oremos a Dios Padre con fervor y docilidad, para que, inundados de Su fuego amoroso, correspondamos a las necesidades del mundo que clama a gritos un nuevo pacto de reconciliación, de unión, de esperanza, y sanación. Por eso al recibir Su corazón en el nuestro, busquemos ser siempre reflejo de Su Ser para el mundo y para los demás. Amén.

Día primero

Reconociendo los caminos del Padre.

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.” 1 de juan 3:1.

Es de especial atención reconocer en este primer día de la novena, nuestro papel como hijos, los cuales convertidos y llamados a un renacer espiritual podemos dar testimonio de que tenemos un Padre Amoroso.  El aceptar por fe el sacrificio de Cristo en la cruz nos convierte en “hijos de Dios.” Pero este nuevo nacimiento espiritual, el mundo, es decir el resto de la humanidad, no lo comprende, le parece presunción, arrogancia y soberbia, porque se ha negado y cegado dentro de las múltiples opulencias y falsedades con las que muchos gobiernan, con engaños y olvidos del otro. Por ello, como hijos de Dios, debemos vivir una vida que haga creíble nuestra fe, que desborde en amor y caridad, que refleje el cultivo de un corazón abundante en frutos, el cual, buscando imitar al Corazón del Padre, cobije en su seno a aquellos que no lo conocen y permita abrir los caminos, iluminando, cual lámparas, las sendas por transitar.

Cuando entras en tu aposento, entras en tu corazón. Bienaventurados los que se alegran cuando entran en su corazón y no encuentran allí nada malo. San Agustín

Oración: Corazón del Padre, Tu que Te derramas cual manantial de infinitas aguas, que serenas a los afligidos, y que Te muestras a aquellos que Te buscan con pureza y humildad, permítenos reconocerte en el alma de nuestros hermanos, abre nuestro corazón para que aprendamos a amarnos los unos a los otros como Tú nos amas. Amén.

Compromiso: como un compromiso especial Padre, disponemos nuestro espíritu para que, unidos a Tu corazón, recuperemos la calidez que el mundo nos ha arrebatado, la sensibilidad que hemos perdido, y sigamos cada día de nuestras vidas eligiéndote como el Padre que dirige nuestro camino.

Gozos

Padre, que Tu y yo seamos uno para que todos vivamos en comunidad, y como creyentes de Tu amor alcancemos la santidad.  R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.  

Que Te busquemos con toda humildad, para que sanados por Tu amor permanezcamos fieles y libres de maldad. R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.

Tu pueblo somos, oh Padre amado, nunca nos olvides, nuestro fiel amparo. Pues a Ti acudimos corazón glorioso, Padre compasivo, Padre misericordioso.  R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.

Porque al llegar la hora en Tu amor nos congregamos, como verdaderos hijos, como verdaderos hermanos. R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.

Como un buen Padre nos has enseñado, que donde está nuestro tesoro está nuestro corazón, queremos vivir en Tu gracia rodeados de Tu amor.  R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.

Has cambiado el corazón insensible por uno lleno de humildad, que Tu gracia siempre anime mi espíritu y mi voluntad.  R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.

Que Tus ojos sean mis ojos al momento de mirar, para cultivar en mi corazón aquello que Te agrada de verdad. R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.

Como Tu nos has enseñado ante Ti nos hemos congregado, con la confianza en pleno y vivificados en Tu amor, danos Padre hoy la dicha de servirte en prontitud.  R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.

Porque Tus causas siempre son justas guardo yo Tus mandatos, caminando por Tus sendas, de Tu lado no me alejo y confiando siempre en Ti, busco ser Tu reflejo.  R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.

Como un escudo me rodeas, y me salvas del peligro, porque al corazón justo favorece Tu bondad, yo Te amo sin medidas Padre de fidelidad.  R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.

Tu reavivas mis fuerzas y das soplo de vida nueva, que Tu fuerza me acompañe cada día en mi andar, que Tu amor sea Padre como el agua del manantial.  R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.

Al desierto me has llevado, mas solo nunca he estado, pues Tu corazón de Padre siempre a mi lado ha estado.

R/ Padre Eterno, fuente de luz divina, recíbenos en Tu corazón y llénanos de Tu amor.

Súplicas al corazón del Padre Eterno

Padre, Jesús te pidió fortaleza en el momento decisivo y fue fiel hasta la muerte, ayúdame a buscarte cuando mi misión me parezca difícil.  R/ Espero en Ti.

Padre, Jesús te pidió por la unidad de la Iglesia a lo largo de todos los siglos, teniendo como modelo la unión entre Ti y Tu Divino Hijo, escucha la oración de Tu pueblo y ayuda a vencer toda división entre los cristianos. R/ Espero en Ti.

Corazón Paternal del Padre, hoguera ardiente de amor.  R/ Espero en Ti.

Corazón Paternal del Padre, unión perfecta de amor a la humanidad.  R/ Espero en Ti.

Corazón Paternal, llama eterna de amor, plenitud de la Divina Voluntad.  R/ Espero en Ti.

Corazón Paternal de Dios, que inspira al alma a buscar la santidad.  R/ Espero en Ti.

Corazón Paternal de Dios, sendero directo a la eternidad.  R/ Espero en Ti.

Corazón Paternal de Dios, cima de cada virtud, refugio y plaza fuerte en quien confío.  R/ Espero en Ti.

Corazón amado de Dios, misericordia infinita de compasión.  R/ Espero en Ti.

Jesús, María y José, ayúdennos a conocer más el Corazón de Dios, para que crezca así nuestro amor al Padre y el deseo de ser como Él.  R/ Espero en Ti.

Corazón Misericordioso del Padre, que no te fijas en lo externo y lo que cautiva al mundo, sino que ves la integridad y las intenciones más profundas del corazón.  R/ Espero en Ti.

Corazón de Dulzura de Dios, que mi vida sea para Tu gloria, inspirando a muchos para honrarte y glorificarte, habiendo visto cómo te manifiestas en mí, como un Padre de Amor.  R/ Espero en Ti.

Consagración al Padre Eterno

COMO ESCLAVOS DE AMOR DEL CORAZON DEL PADRE MISERICORDIOSO

“ALIANZA DE AMOR ETERNO”

Amado Padre Eterno, con las llamas de Tu Sagrado Corazón, consume nuestras miserias, nuestra indiferencia, purifica lo que está manchado y enciende toda frialdad. Toma nuestro corazón de piedra y danos a cambio uno que espere todo de Ti, que Te adore y ame e inunde a otros con Tu amor.

Queremos sanar Tu corazón de las heridas que nuestros pecados y los del mundo entero te causan a diario. Queremos saciar Tu sed de amor siendo:

Esclavos de Amor de Tu Corazón Paternal.

Corazón misericordioso que diste y das todo por mí, haz que el fuego de Tu amor inunde todo mi corazón y sea uno Contigo.  Confío en Tu infinita misericordia.

Reconozco que eres Todopoderoso y que nada puedo desde mi debilidad, pero todo lo puedo en Ti.

Confío en Tu protección, que caminas junto a mí y que nunca me dejas solo. Confío en Tu promesa de felicidad y vida eterna.

Creo que estas vivo, y que Tu corazón late en fuego eterno de amor por mí.

Corazón Misericordioso del Padre, confío el pasado a Tu Misericordia, el presente a Tu Amor y el futuro a Tu Providencia.

Corazón Paternal de Amor Misericordioso, que me miras con lágrimas de dolor, que te abajas a lo más profundo de esta humanidad para acercarte a mí para que reaccione ante Tu llamado. Quiero darte mi amor para que sea como una gota de agua que apague, por un instante, esa sed infinita de amor que arde como una Hoguera Universal, ahí en lo profundo de Tu Sagrado Corazón.

Oh Corazón Misericordioso del Padre, Fuego Abrasador, Amor del Amor, haz que mis latidos sean Tus latidos, para que así, fundidos, estemos siempre unidos a los corazones de Tu amado Hijo Jesucristo, de Tu Hija predilecta, María Santísima y de San José, Custodio de los Corazones Unidos.

Que veamos que nuestra alma arda quedando toda a Ti consagrada. Amén.

“¿Quién podrá separarnos del amor de Dios? Nada ni nadie. Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las dificultades. Tampoco podrán hacerlo el hambre ni el frío, ni los peligros, ni la muerte.” Romanos 8: 35-39

Oración para dirigirse al Padre:

SOY ESCLAVO (A) DEL CORAZON PATERNAL DEL PADRE Y FORMO UNA CELULA DE AMOR PARA LA SANTIFICACION DE LAS ALMAS, EN UNION DE LOS CORAZONES UNIDOS DE JESUS, MARIA Y JOSE.

El Fuego del Amor del Padre

Padre Misericordioso, no permitas que mi corazón languidezca por falta de amor.  Padre nuestro, enciende fuego a mi pobre corazón y mantenlo vivo en las llamas de tu amor porque solo en Ti puede arder incesantemente sin extinguirse.

Padre amoroso, no permitas que mi corazón quede adormecido por el arrullo de este mundo cómodo y conformista, aparentemente feliz para unos, pero penoso y lleno de sufrimientos inútiles para otros.  Despierta mi corazón de la tentación hedonista que este mundo de los hombres le ofrece e inquiétalo para que arda con la llama de amor con la que Tu encendiste al mundo.

Padre nuestro, de Tu Corazón Sacratísimo brotan llamaradas de fuego de amor.  Unido al Corazón amadísimo de Tu Hijo Jesucristo, Te ruego, por medio del Corazón Inmaculado de María y del Corazón Casto y Justo de San José que envíes chispas de amor al corazón de todos los seres humanos.  Te pido especialmente por el corazón de los míos y el mío propio.  No permitas que caigamos jamás en la tibieza que tanto Te ofende y lastima.  Concédenos gracias especiales para ser capaces de incendiar el mundo con el fuego de Tu Amor.

Quiero, Padre, hacer la guerra del amor.  Esa guerra que Tu propones y con la que has venido a encender este mundo que vive de espaldas a Ti.  Inquiétame, despiértame, muéveme y contágiame de ese fuego de amor con el que Tu enciendes al mundo.

Oh, Padre, danos la sabiduría de discernir y de ver la luz que nos alumbra el camino, a pesar de la lucha diaria que enfrentemos para poder avanzar firmes y seguros hacia Ti.  Amen.

“El Corazón de Abba que os ama.  Bendiciones”.

LETANÍAS DE CONFIANZA AL SAGRADO CORAZÓN DE DIOS PADRE

Señor, / ten piedad de nosotros.

Jesucristo, / ten piedad de nosotros.

Señor, / ten piedad de nosotros.

Padre del cielo, que eres Dios, / ten piedad de nosotros.

Hijo redentor del mundo, que eres Dios, / ten piedad de nosotros.

Espíritu Santo, que eres Dios, / ten piedad de nosotros.

Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, / ten piedad de nosotros.

1- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre del Sagrado Corazón de Jesús. / ¡En vos confío!

2- Sagrado corazón de Dios Padre, Tabernáculo del Espíritu Santo. / ¡En vos confío!

3- Sagrado Corazón de Dios Padre, creador y salvador. / ¡En vos confío!

4- Sagrado corazón de Dios Padre, bondad infinita. / ¡En vos confío!

5- Sagrado corazón de Dios Padre, Que llevas al mundo sobre Tu corazón.  / ¡En vos confío!

6- Sagrado corazón de Dios Padre, Que sabéis doblegarte a nuestra condición. / ¡En vos confío!

7- Sagrado corazón de Dios Padre, Que me amas más de lo que ninguna criatura podrá jamás amarme. / ¡En vos confío

8- Sagrado corazón de Dios Padre, infinitamente dulce y bueno. / ¡En vos confío!

9- Sagrado corazón de Dios Padre, el más tierno y amable entre todos los Padres. / ¡En vos confío!

10- Sagrado corazón de Dios Padre, llama del amor paterno. / ¡En vos confío!

11- Sagrado corazón de Dios Padre, llama de la verdad. / ¡En vos confío!

12- Sagrado corazón de Dios Padre, tabernáculo de las alegrías verdaderas. / ¡En vos confío!

13- Sagrado corazón de Dios Padre, que te complaces de nuestra compañía y deseas quedarte con nosotros. / ¡En vos confío!

14- Sagrado corazón de Dios Padre, esperanza de los hijos pródigos. / ¡En vos confío!

15- Sagrado corazón de Dios Padre, que esperas pacientemente nuestro regreso a Ti. / ¡En vos confío!

16- Sagrado corazón de Dios Padre, que transmites Tu poder a las almas justas en estado de gracia santificante. / ¡En vos confío!

17- Sagrado corazón de Dios Padre, que en Tu amor encontramos una anticipación del paraíso. / ¡En vos confío!

18- Sagrado corazón de Dios Padre, fuente de agua viva. / ¡En vos confío!

19- Sagrado corazón de Dios Padre, apasionado de amor por nosotros. / ¡En vos confío!

20- Sagrado corazón de Dios Padre, amor infinito y misericordioso. / ¡En vos confío!

21- Sagrado corazón de Dios Padre, fuente refrescante para calmar nuestra sed. / ¡En vos confío!

22- Sagrado corazón de Dios Padre, verdadero amigo y confidente. / ¡En vos confío!

23- Sagrado corazón de Dios Padre, que nos atraes a Ti por medio de Tu unigénito hijo Jesús. / ¡En vos confío!

24- Sagrado corazón de Dios Padre, océano de la caridad universal. / ¡En vos confío!

25- Sagrado corazón de Dios Padre, que santificas a los que en Ti confían. / ¡En vos confío!

26- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre tierno que vives entre nosotros. / ¡En vos confío!

27- Sagrado corazón de Dios Padre, digno de honor, de amor y de alabanza por siempre. / ¡En vos confío!

28- Sagrado corazón de Dios Padre, Rey lleno de amor, justo, compasivo y verás. / ¡En vos confío!

29- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre tierno, misericordioso y bueno. / ¡En vos confío!

30- Sagrado corazón de Dios Padre, que nos rodeas con afecto íntimo en medio de los sufrimientos y padecimientos. / ¡En vos confío!

31- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre tierno que deseas facilitarnos el camino de la vida terrena. / ¡En vos confío!

32- Sagrado corazón de Dios Padre, fuego ardiente de la ley del amor. / ¡En vos confío!

33- Sagrado corazón de Dios Padre, dulce Padre que lo ves todo. / ¡En vos confío!

34- Sagrado corazón de Dios Padre, tierno Padre que lo sabes todo. / ¡En vos confío!

35- Sagrado corazón de Dios Padre, bondadoso Padre que nos provees todo. / ¡En vos confío!

36- Sagrado corazón de Dios Padre, misericordioso Padre que sabes perdonar fácilmente. / ¡En vos confío!

37- Sagrado corazón de Dios Padre, Santo Padre lento en la ira y rico en misericordia. / ¡En vos confío!

38- Sagrado corazón de Dios Padre, que aligeras nuestras cargas, endulzas nuestras vidas y nos embriagas con Tu amor paterno. / ¡En vos confío!

39- Sagrado corazón de Dios Padre, fiel ayuda en nuestro esfuerzo y trabajo. / ¡En vos confío!

40- Sagrado corazón de Dios Padre, que nos sostienes siempre y nos haces saborear la paz y la alegría del alma. / ¡En vos confío!

41- Sagrado corazón de Dios Padre, autor de la redención. / ¡En vos confío!

42- Sagrado corazón de Dios Padre, que nos sacasteis de la nada y nos adoptasteis cómo hijos verdaderos. / ¡En vos confío!

43- Sagrado corazón de Dios Padre, libertad verdadera. / ¡En vos confío!

44- Sagrado corazón de Dios Padre, felicidad verdadera. / ¡En vos confío!

45- Sagrado corazón de Dios Padre, Dios perfecto. / ¡En vos confío!

46- Sagrado corazón de Dios Padre, que nos donas tu Santidad por medio del Espíritu Santo y la instauras en nuestras almas por los méritos de Tu hijo Jesús. / ¡En vos confío!

47- Sagrado corazón de Dios Padre, que vienes en medio de nosotros por el Hijo y el Espíritu Santo. / ¡En vos confío!

48- Sagrado corazón de Dios Padre, que vienes en medio de nosotros por medio de la cruz y la eucaristía. / ¡En vos confío!

49- Sagrado corazón de Dios Padre, que por medio de la cruz y la eucaristía haces descender tu omnipotencia y misericordia infinitas. / ¡En vos confío!

50- Sagrado corazón de Dios Padre, el más discreto de los confidentes. / ¡En vos confío!

51- Sagrado corazón de Dios Padre, luz de luces. / ¡En vos confío!

52- Sagrado corazón de Dios Padre, luz que iluminas al peregrino. / ¡En vos confío!

53- Sagrado corazón de Dios Padre, luz que iluminas al escéptico. / ¡En vos confío!

54- Sagrado corazón de Dios Padre, luz que iluminas al ignorante. / ¡En vos confío!

55- Sagrado corazón de Dios Padre, luz que nos iluminas a todos. / ¡En vos confío!

56- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre que proteges a todos tus hijos. / ¡En vos confío!

57- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de los leprosos. / ¡En vos confío!

58- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de los abandonados. / ¡En vos confío!

59- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de los afligidos. / ¡En vos confío!

60- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de los enfermos. / ¡En vos confío!

61- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de los agonizantes. / ¡En vos confío!

62- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de las familias. / ¡En vos confío!

63- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de los huérfanos. / ¡En vos confío!

64- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de las viudas. / ¡En vos confío!

65- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de los presos. / ¡En vos confío!

66- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de los obreros. / ¡En vos confío!

67- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de la juventud. / ¡En vos confío!

68- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre en todas las necesidades. / ¡En vos confío!

69- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de los reyes. / ¡En vos confío!

70- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de las naciones. / ¡En vos confío!

71- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de toda la humanidad. / ¡En vos confío!

72- Sagrado corazón de Dios Padre, Padre de las almas del purgatorio. / ¡En vos confío!

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, / ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, / ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, / danos la paz.

Oremos:

Amado Padre Dios, Padre de toda la humanidad y el más maravilloso, admirable y tierno de todos los Padres.  Santificado sea Tu nombre en todo el universo. Por Tu infinita bondad y misericordia nos enviasteis a Tú unigénito hijo Jesús para reconciliarnos contigo por los méritos de Su dolorosa pasión y muerte en la Santa Cruz de salvación. Te pedimos, ten piedad de nosotros; atráenos al mismo Jesucristo para que lavados por Su Preciosísima Sangre y sanados por Sus dolorosas llagas, podamos llegar hasta Ti limpios y libres de toda mancha y pecado. Vuelve Tu divino rostro misericordioso sobre todos nosotros por los méritos del Santo rostro de Tu amado hijo Jesús y convertid a los pecadores. Perdónanos toda culpa y pecado – la nuestra, la de los de mi hogar, familia, Santa Iglesia, país y del mundo entero.  Limpia a la humanidad entera con la sangre y el agua que brotan del Sagrado costado de Tu hijo Jesús y con ésta misma sangre y agua, bautiza a los niños abortados: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Rocía a las almas del purgatorio y libera a los cautivos con la Sangre de Jesús y por Sus Santas Llagas sanad a los enfermos. Por Tu agonía, ten piedad de los agonizantes. Transfórmanos en Ti por la fuerza, poder y virtud de Tu Santo Espíritu. confírmanos en un Santo Respeto hacia Ti. Asegura nuestros pasos, reúne a todo Tu rebaño en la única Iglesia fundada por Tu adorable hijo Jesucristo.  Recibe al mundo entero en Tu Sacratísimo Corazón por medio de Tu Hijo Jesús y los ruegos de la Santísima Virgen María y que todos los corazones se vuelvan a Ti. Que, por medio del Sagrado Corazón de Jesús, del doloroso e Inmaculado Corazón de María Santisima y del puro y casto corazón de San José, podamos honrar dignamente Tu Sacratísimo Corazón de Padre.  Llena nuestros corazones con Tu Santo Espíritu y derrámalo sobre la faz de la tierra trayéndonos Tu reino.  Derrama Tus bienes celestiales sobre nosotros para que nos comportemos como le corresponde a los hijos Tuyos. Que se haga Tu voluntad; danos Tu bendición y protección en todo momento, reina en nuestros corazones como Padre providente, rey del amor divino y Señor de la Paz. Envíanos a Tus Santos ángeles Miguel, Gabriel y Rafael para que nos custodien y haznos sensibles a la voz de nuestro santo ángel de la guarda, dispuesto por Ti. Que la llama del amor divino de Tu Sacratísimo Corazón de Dios y Padre nos purifique, ilumine y encienda, haciéndonos perfectos como Tú mismo eres perfecto; que todo nuestro proceder sea de Tu agrado. Enjuaga nuestras lágrimas con Tus Santas manos por las lágrimas de Jesús, de María Santísima y de San José y abrázanos con Tu amor de tierno Padre. Que Tu Santo Espíritu en nosotros pronuncie toda oración y alabanza y que Tu Sacratísimo Corazón de Dios Padre, el Sagrado Corazón de Jesús y el Doloroso e Inmaculado Corazón de María Santísima y de San José sean consolados. En tus manos encomiendo mi espíritu.

Eterno Padre, que seas por siempre conocido, amado, adorado y glorificado por todos los hombres. Todas estas cosas y todas nuestras necesidades, conocidas y desconocidas, Te las pedimos en nombre de Tu amadísimo Hijo Jesús, quién contigo y en la unidad del Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Segundo día

Entregados a un Dios que nos ama.

“Pero el Señor dijo a Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón.” 1 Samuel 16: 7.

En nuestra reflexión de hoy se nos plantea el tema de la apariencia, es decir aquello que vemos desde lo poco que nuestros ojos pueden contemplar y que en muchos casos desde la estética humana se ha convertido en factor de alabanza, dicha y esplendor. Al traer a colación a Samuel y la riqueza de esta cita bíblica vemos como una invitación especial es dar pasos más profundos empezando por nosotros, por preguntarnos y exhortarnos a descubrir qué estamos cultivando en nuestras vidas, ¿acaso la vanidad? ¿lo físico por encima de lo espiritual? Como se puede ver desde la perspectiva de Dios, la apariencia externa no es la mejor manera de juzgar a una persona. Hay un viejo dicho que dice ‘no juzgues un libro por su cubierta. Pues de Dios es la posibilidad de sondear el corazón, de mirar más allá del ojo humano, de saber cuáles son las necesidades y las virtudes de cada quien, por eso la importancia de dejarse conocer por Dios, de abrir el corazón y brindar lo que ante sus ojos es más preciado, buenas acciones, amor, servicio, pero sobre todo confianza en que, al entregarnos a Su amor, el camino será no solo abonado, sino que tendrá buenos frutos.

Un cristiano fiel, iluminado por los rayos de la gracia al igual que un cristal, deberá iluminar a los demás con sus palabras, acciones y con la luz del buen ejemplo. San Antonio de Padua.

Oración: Padre infinito, lleno de paz y comprensión, permítenos hoy al finalizar esta novena contemplar en cada uno de nosotros aquellos dones y virtudes que has puesto como semillas de Tu Ser. Permítenos la dicha de mirar a través de tus ojos y que al contemplar veamos en aquellos necesitados, un hermano y ellos en nosotros, un refugio, permítenos amar y que desde ese corazón Tuyo, abundante y providente nos regocijemos a diario. Amén.

Compromiso: dado por terminado este segundo día de la novena, me comprometo Padre a no juzgar desde las apariencias, a dar más de mí para que mis hermanos reconozcan la unión que día a día cultivo en estrechés y vivencia Contigo.  Me comprometo a reconocer mis errores y a ser un hijo, que, no guiado por las etiquetas físicas, cultive un corazón que sea agradable a Tus ojos.

Gozos y demás oraciones como el día Primero

Tercer día

El Corazón apacible del Padre.

“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” Mateo 6: 26.

Vivir la vida desde los afanes, las preocupaciones por el futuro, y por pensar todos los días en aquellas cosas que nos faltan, son solo algunos de los factores por los cuales dejamos de hacer lo que en verdad es importante. Cada día trae su afán propio y es de suma importancia aprender a confiar en Dios Padre, reconociendo que Su Voluntad está propiciando los caminos y abriendo puertas para lograr sosegar aquello que nos aqueja. Nuestro Padre abastece de alimento a su creación.  Esta es una de las grandes enseñanzas que nos deja San Mateo en su versículo. Valemos mucho más que las aves y debemos tener la seguridad de que también proveerá para nuestras necesidades. Entrega en oración todas tus preocupaciones y toda ansiedad que invade tu corazón; aprende a creer en el amor de Dios que no deja a nadie desamparado. Clama y ten la seguridad de que Él te escucha.

“Debemos amar a Dios porque Él es Dios, y la medida de nuestro amor debe ser amarlo sin medida.” San Bernardo.

Oración: Padre de bondad, regocijados en Tu presencia y conscientes de la grandeza de Tu amor, Te damos gracias por cada una de las bendiciones recibidas; ponemos en Tus manos y más aún en la luz de Tu corazón las sombras y necesidades que aquejan a toda la humanidad, para que irradiados con el fuego que emana de Ti y llenos de Tu Espíritu, seamos cada vez más humanos, más amorosos, y que sirviéndote constantemente  podamos alabarte no solo en nuestros días de dicha, sino también en los más inciertos. Amén.

Compromiso: Dedicados y dispuestos, al final de este día, nos comprometemos, Padre, a confiar y preparar nuestro corazón desde las pruebas que el mundo nos depara, teniendo fe en Tu divina providencia. Solo Tú conoces nuestras necesidades y miedos, por tanto, nos entregamos a Ti en plena certeza de que con Tu amor cobijarás nuestro frío y nos darás calor, como un signo de los grandes regalos que a diario recibimos de Tu gracia y nos abandonamos en esperanza y plenitud para que sigas obrando en cada corazón.

Gozos y demás oraciones como el día Primero

Cuarto día

Las virtudes son como un manantial que brota del Corazón del Padre.

“La piedad y la lealtad no te abandonen; átalas a tu cuello, escríbelas en la tablilla de tu corazón. Así hallarás favor y buena acogida a los ojos de Dios y de los hombres.” Proverbios 3: 3, 4.

Las virtudes siempre han sido una parte fundamental de todo ser humano, así pues, hoy en la reflexión en torno a Proverbios encontramos dos de ellas, las cuales proceden del Padre como la Figura en la cual están concentradas todas ellas. Dios Padre es dador de cada regalo, de cada aliento de vida, pero también es el motor de toda virtud. La piedad, como bien se menciona, es un regalo que refleja el Corazón Eterno del Padre. Todo ser piadoso verá con benevolencia, amor y hermandad a aquellos que lo rodean, así como el Padre nos aprecia y ama como hijos. Por ello, la lealtad es su compañera ya que unidas reflejan nuestra condición de hijos de Dios. La primera como seres sensibles con los otros, la segunda, como hombres y mujeres que dados a Su amor buscamos siempre estar en armonía y agradar al Padre que ha puesto Sus dones en cada uno de nosotros. La pregunta hoy es precisamente ¿Qué estoy haciendo para cultivar mis virtudes y cambiar mis apegos? ¿Estoy dejando de lado los miedos, las limitaciones y pensamientos que me sofocan, para hacer consciencia de aquello que es más valedero o útil para mi vida?

Pregunta a tu corazón; ve si posees la caridad. Si posees la caridad, posees la plenitud de la ley, y entonces ya habita Dios en ti, ya te hiciste trono de Dios. -San Agustín.

Oración: Padre fiel, misericordioso y lleno de amor, adoramos Tu corazón porque de él emana la fuerza y misericordia, santidad y compasión, amor y fidelidad. Haz que tu carácter sea parte de mi corazón mientras me abro a Tu voluntad y al poder de Tu Espíritu para transformarme. Dame siempre la fuerza y firmeza para caminar por Tus sendas y ser ejemplo de Tus virtudes.  Amén.

Compromiso: Corazón Eterno del Padre, al haber contemplado Tu palabra, en este cuarto día, dispongo mi corazón y mi espíritu a Tu voluntad, comprometiéndome a dar más de mí cada día, a luchar por purificar mi espíritu. Que tus dones sean siempre ejemplo en mi actuar, y que pueda llegar, con docilidad, a aceptar y caminar firme en Tu amor, con el fin de ser reflejo fiel de Tu bondad.

Gozos y demás oraciones como el día Primero

Quinto día

El Corazón transformador del Padre.

«Les daré un corazón nuevo y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Quitaré de su carne ese corazón de piedra y les daré un corazón de carne.» Ezequiel 36: 26.

La promesa del cambio y la pureza del corazón abordan hoy nuestra reflexión. A través de Ezequiel hoy Dios Padre se manifiesta como aquel Ser capaz de transformar el corazón, de dar valor y calidez, y cual alfarero, quebrar y transformar nuestro interior. El nuevo pacto, tiene como fin un corazón nuevo y un espíritu nuevo, con la intención de regenerar aquellas partes del cuerpo que han estado apagadas e insensibles. Dios dará un corazón de carne, un corazón suave y tierno, en cumplimiento de Su Santa Voluntad y Gracia Renovadora, la cual, funciona como un gran cambio en el alma, como modificando una piedra muerta en carne viva. Dios pondrá Su Espíritu en el interior, cual maestro, guía, y santificador, como el único capaz de dar paso a las cosas nuevas que no solo el mundo, sino el ser humano necesita.

“Los corazones de los hombres aman un día y al otro son indiferentes. Solo Dios no cambia.” –Santa Teresa de los Andes.

Oración: Padre de bondad, caridad y dulzura, Te pedimos en este día no apartar Tu mirada de nosotros. Permite que, al estar cada vez más cercanos a Tu presencia, logremos transformar nuestro corazón, al punto de que en él Te regocijes y deposites, cual baluarte en nuestro ser, Tu enternecedor amor. Amén.

Compromiso: Como especial ofrenda Padre, en este día nos comprometemos a dejarnos ungir por Tus manos. Abrimos nuestro corazón para que seas Tú el artífice de los cambios en nosotros, que Tu obra se refleje no solo en nosotros mismos, sino que cada vez más seamos seres dados, entregados y comprometidos a sentirte en los demás, a reflejar ese corazón de carne que has destinado para nosotros, y ese espíritu nuevo que alentará nuestros pasos en favor de Tu obra. Amén.

Gozos y demás oraciones como el día Primero

Día sexto

Un corazón sellado por el Padre.

«Ponme cual sello sobre tu corazón, como un sello en tu brazo. Porque es fuerte el amor como la Muerte, implacable como el seol la pasión. Saetas de fuego, sus saetas, una llama de Yahveh.» Cantares 8: 6.

Dos cosas muy importantes que se contemplan en el versículo tomado del libro de los Cantares, son precisamente el sello y la conexión que tiene con el corazón. Es de saber que al igual que el pueblo escogido por el Padre, nosotros hemos sido escogidos también, amados, y por eso, sellados con la marca de Su amor, un amor que no se apaga, pero que cada uno de nosotros debe de avivar, enriquecer y fortalecer todos los días. Dios Padre nos ha escogido porque se ha fijado en los corazones sinceros y dóciles que se disponen a Su Voluntad. Tener ese sello no sólo implica que nosotros estamos en Dios y Dios en nosotros, sino que al colocarlo en nuestro corazón hemos intimado Su presencia en nuestras vidas y preparados ya para Él, nos hemos entregado a Su amor verdadero.

“La caridad es el centro que une a la comunidad con Dios y a todos sus miembros entre sí; contribuye a la unión de los corazones y los vincula indisolublemente a Dios.” –San Vicente de Paúl.

Oración:  Padre de bondad, fuente de grandeza y esperanza, Te damos gracias hoy por permitirnos reconocer como una marca en nosotros el sello de vida y amor que nos has regalado. Te pedimos siempre regar con agua fresca esa semilla que has plantado en nuestro Ser para que día a día regalemos frutos de dulzura para los demás, y que al haber comprendido la grandeza del amor como algo más que un sentimiento que nos invade, nos sintamos decididos a entregarte todo como nuestro Padre amado. Amén.

Compromiso:  Como un compromiso y ofrenda Padre, en este día, siendo conscientes de Tu gran y especial amor, dispongo mi espíritu para que, con cada acción, cada persona que me encuentre en el camino, sea testigo del sello que hay en mí, y que al reconocerlo descubra en su ser la marca que también, por ser hijos, les has regalado. Te pido Padre que Tu corazón sea siempre el manantial que alimente mi espíritu, y que desbordado con Tu caridad logre romper las barreras del odio, sembrando el perdón en los demás.

Gozos y demás oraciones como el día Primero

Día séptimo

Un corazón que se regocija en la Sabiduría del Padre.

“Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, También a mí se me alegrará el corazón.” Proverbios 23: 15.

En este día el principal consejo que el proverbista trata de reflejar en torno a la vida del hombre es precisamente la sabiduría, la cual, según la escritura habla por sí sola ya que no solo lleva al hombre por buenos caminos, sino que lo conserva en un estado de prudencia que desbordan admiración ante la mirada de los demás. Su sabiduría práctica traerá no solo al corazón de los hombres un ejemplo de vida, sino que sobre todas las cosas agrada al corazón de Dios. El proverbio dice que el propósito de la sabiduría es que el hombre alcanzará niveles de madurez de tal magnitud que en sus labios se reflejará la rectitud. Así pues, la invitación a la que somos llamados es reconocer que solo en cercanía con Dios Padre nuestro corazón es sabio, que solo de acuerdo a Su voluntad logramos enriquecer nuestra vida. Pero ¿Qué estamos haciendo en nuestro diario vivir para cultivar este corazón? Esta pregunta acompañará una dedicada exhortación, es decir que cada uno se encargará de mirar cuáles son las limitaciones, que aún hoy nos impiden no solo ser sabios, sino también tener un corazón que agrade al Padre.

“Nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti.” –San Agustín.

Oración: desde las entrañas de mi corazón Padre, dispongo mi vida, mi ser, y todo lo que soy para que al tomarme me instruyas hacia lo que más Te hace sentir agrado, que lindo imagino cómo Dios sonríe cuando ve a Sus hijos aprender la sabiduría, o cuando hablamos sabiamente. Padre yo quiero que mi vida te produzca una sonrisa, que mis acciones siempre sean un acto de valor y esperanza para los demás, que Tu corazón sea en mí como el mío es en Ti. Amén.

Compromiso: al terminar el día, y haber sido una vez más oyentes de tu palabra, te pedimos Padre nos acompañes en el camino; de nuestra parte, nos comprometemos fielmente a actuar con rectitud, sabiduría y sensatez, con la intención de ser agradables a Tus ojos. Danos la fortaleza no solo de emprender siempre nuevos pasos, sino también la posibilidad de mantenernos firmes en Tus enseñanzas.

Gozos y demás oraciones como el día Primero

Día octavo

Unidos al Corazón del Padre.

“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón, saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón, saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Lucas 6: 45.

El corazón es una de las partes más importantes, ya que es el centro de nuestro ser y la principal puerta al espíritu. Es el órgano que determina todo lo que somos, así como la realización de nuestro destino en la tierra y en la eternidad. El corazón es el que nos hace dar los grandes pasos en la vida. Es donde se concentra toda la fuerza de nuestro ser para lograr una victoria, para vencer en las tribulaciones, para tomar un riesgo. Es donde se forjan el valor y el miedo. Aquello que existe en tu interior se manifiesta constantemente a través de tu palabra. Todo lo que dices ha sido guardado previamente en ti por tu elección, está ahí y sale de ti en la medida en que tú lo dispongas, en la forma en que comentas, criticas, juzgas o valoras a los demás. Todo lo que dices o dejas de decir está en tu pensamiento y existe en tu mente. Nada se dice por accidente, ni es, lo que no se dice, un accidente. Tu palabra habla de tu realidad, de tu manera particular de verlo todo, incluyéndote a ti mismo. Tu conciencia usa tu palabra para decir lo que percibes y cómo lo recibes, es el cristal con que miras, por eso, de la abundancia de tu corazón hablará tu boca.

“Dame un corazón amante, y sentirá lo que digo, dame un corazón que desee y que tenga hambre; dame un corazón que se mire como desterrado, y que tenga sed, y que suspire por la patria eterna; dame un corazón así, y éste se dará perfecta cuenta de lo que estoy diciendo.”-San Agustín.

Oración: Ayúdame, Padre, y condúceme a Tus pastos abundantes de descanso, donde corre el agua eterna y pura. Sé mi Luz, para mostrarme el Camino. Iluminándome, hablaré. Pon en mí las palabras para que al llegar a mis hermanos ellos sientan Tu amor. Padre amado, permanece dentro de mí, para tener paz, para sentir Tu Amor, hazme comprender el valioso tesoro que llevo conmigo, dame el valor de cuidarlo y enriquecerlo con Tu palabra. Amén.

Compromiso: En mi compromiso diario, Padre amado, quiero entregarte mi corazón, se Tú la llave que cada día abre el baúl de mi ser. Me dispongo para que al guiar mis palabras siempre sean alentadoras, sembradoras de paz, de dicha, y esperanza. Guarda Señor mi vida, que yo vivificado por Tu amor obraré según Tu palabra.  Amén.

Gozos y demás oraciones como el día Primero

Día noveno

Un corazón que agrada a Dios es un corazón que sabe obrar.

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?  «Yo, Yahveh, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” Jeremías 17: 9-10.

El ana­li­zar la na­tu­ra­le­za del co­ra­zón es de­ci­si­vo en pers­pec­ti­va de lo efec­ti­va que pue­da ser la Pa­la­bra de Dios en nos­otros. Fre­cuen­te­men­te no co­no­ce­mos nues­tro pro­pio co­ra­zón, ¡pe­ro el Se­ñor sí lo co­no­ce! De­be­mos cues­tio­nar la ma­ne­ra como re­ci­bi­mos la Pa­la­bra de Dios en nos­otros. ¿Se­rá que tú y yo nos des­po­ja­mos del te­mor, del des­á­ni­mo y del pe­ca­do de nues­tro co­ra­zón an­tes de dis­po­ner­nos a re­ci­bir la Pa­la­bra? Si como cristianos lo que se profesa no coincide con el sentimiento del corazón y las actitudes personales, entonces esa persona es una hipócrita. Por lo tanto, si alguien que dice ser cristiano/a y al contrario muestra una actitud egoísta, la cual no es acorde a lo que el Padre ha querido, entonces tal vez profesa una fe, pero no le agrada cumplir con los mandamientos a pesar de que diga lo contrario.  Con esta actitud El Padre no bendecirá su vida, ya que el versículo elegido en el día de hoy nos habla que más allá de los pensamientos, y las intenciones son las obras y el camino escogidos los que hablan por la persona; de este modo, a pesar de que la acción humana no sea la adecuada, el Padre siempre estará obrando en el corazón para que se convenza de su pecado y se arrepienta.

“Yo me considero un débil pajarito cubierto únicamente por un ligero plumón. Yo no soy un águila, solo tengo del águila los ojos y el corazón, pues a pesar de mi extrema pequeñez, me atrevo a mirar fijamente el sol divino, al sol del amor, y mi corazón siente en sí todas las aspiraciones del águila.” –Santa Teresita del Niño Jesús.  

Oración: Padre de luz, fuego que iluminas el corazón de los hombres, Te pedimos en este día no apartar Tu mirada de nosotros; que Tu bondad y gracia sean siempre la guía de nuestros pasos y que al llegar a los demás Tu Voluntad dirija nuestras acciones para ser merecedores de Tu gratitud. Amén.

Compromiso: Como un compromiso especial en este día, que aprendamos a mirar en nuestro corazón, la mano sanadora y educadora del Padre Eterno, la que guía nuestros pasos y pensamientos; que podamos reconocer en cada uno de nosotros aquellas cosas que nos hacen dudar, desconfiar y sentirnos distantes de los planes y el amor del Padre, para que, una vez restablecido y reparado nuestro espíritu, logremos ser más humildes y servidores a Su corazón. Amén.

Gozos y demás oraciones como el día Primero

Día décimo

El Corazón del Padre, un corazón que infunde vida nueva.

“Yahveh me dijo entonces: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ahora dicen: Nuestros huesos se han secado, nuestras esperanzas han muerto, hemos sido rechazados. Por eso profetiza. Les dirás esta palabra de Yahveh: Voy a abrir las tumbas de ustedes, oh pueblo mío, haré que se levanten de sus tumbas y los traeré de vuelta a la tierra de Israel. Entonces, cuando haya abierto sus tumbas y los haya hecho levantarse, sabrán que Yo Soy Yahveh. Pondré en ustedes Mi Espíritu y vivirán; los estableceré en su tierra y sabrán que Yo, Yahveh, lo dije y lo hice, -palabra de Yahveh.” Ezequiel, 37:11-14.

Como una forma especial de ver el anterior versículo, en Ezequiel hay una gran promesa de transformación, no solo como Dios Padre lo había prometido y hecho con los antiguos pueblos, sino que hoy nos convoca a esa misma transformación personal, la cual, tiene como objetivo el infundir un soplo de vida nueva, por ello salir de la tumba es el primer paso, pero ¿de qué tumba se nos habla?  Como hijos de Dios debemos hoy preguntarnos cuáles son las tumbas en las que estamos sepultados, así, podemos decirle claramente a nuestro Padre que nos saque de ellas, pero para esto debe haber un reconocimiento personal. Dios Padre es actuante en cada uno de nosotros y por eso al confiar sabremos cuáles son los pasos que debemos dar. Cabe resaltar que los nuevos comienzos nunca son fáciles, habrá miedos, tal vez te sentirás incapaz, pero es ahí donde la promesa se hace realidad, es ahí cuando Dios infunde Su Espíritu tal y como lo profetiza Ezequiel, y viviremos, seremos restaurados, renacidos con el propósito de seguir caminando no solo en el servicio, sino también en la alegría que se nos da al sabernos hijos de Dios.

Volved. ¿A dónde? Al Señor. Es pronto todavía. Vuelve primero a tu corazón; como en un destierro andas errante fuera de ti. ¿te ignoras a ti mismo y vas a buscar a quien te creó? San Agustín.

Oración: Padre Eterno, redentor y sanador de las almas, ayúdanos a salir de nuestras tumbas, de nuestras zonas de comodidad, de nuestros apegos y malos sentimientos, danos la posibilidad de reconocer lo desdichados que somos cuando no estamos a Tu lado. Solo Tú conoces lo que necesitamos sanar para ser un nuevo ser. Danos la fuerza para que junto a nuestros hermanos podamos esparcir Tu semilla nueva, y que Tu soplo llegue al mundo cual soplo de vida cambiante y revitalizante. Amén.

Compromiso: Como un compromiso especial, en este día abrimos nuestro corazón, disponemos nuestro cuerpo e inclinamos nuestros ojos para que, al recibir ese Espíritu de Vida, Padre, caminemos en completa sanidad, y que al llegar a los demás podamos transmitir Tu voz, Tu mirada, y Tu Espíritu como testigos de Tu amor, y caminantes de Tu reino. Amén.

Gozos y demás oraciones como el día Primero

Día undécimo

El tesoro eterno del Padre, un corazón que aguarda por Sus hijos.

“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Mateo 6: 26.

Estas palabras tomadas y descritas por San Mateo, expresan la sabiduría con la que Dios habla al corazón del hombre, pues sabía que el corazón del hombre tiende a amar y vivir por alcanzar las riquezas materiales, y por tal motivo, el Padre nos invita a que no pongamos nuestro corazón en los afanes de este mundo, pues al final traen destrucción para nuestra alma. ¿Dónde guardas lo que es más precioso? Para bien o para mal, si lo expones en público o lo escondes. Dios te pide que consideres la importancia real de lo que es valioso para ti. Piensa acerca de lo que es importante para Él, cómo Sus palabras y acciones a través de Su Hijo mostraban Su actitud y Su Corazón. Ve con atención cómo lo que está en el corazón del Padre se conecta con lo que está en el tuyo, y pídele a Dios que Te ayude a que crezca en ti el aprecio por este verdadero tesoro. Si lo ocultas será mucho más difícil poder purificarlo y hacerlo más valioso, por eso Dios Padre, nos invita en este día a proteger nuestro tesoro que está por encima de todas las riquezas del mundo, ese del que brotan las más bellas intenciones y acciones humanas, -nuestro corazón.

Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa.  San Juan Pablo II.

Oración: Corazón de Padre, eterno manantial de vida y fuente de todo amor, permítenos en este día reconocer el tesoro que portamos en nuestro ser. Danos la sabiduría y gracia, para que, alejados de la maldad, no permitamos que se contamine nuestro corazón, aceptando como prioridad Tu presencia en nuestras vidas. Amén.

Compromiso:  Como un compromiso dedicado a Ti, Padre de amor, dispongo mi corazón para que vigilante y dócil a Tu palabra cuide de él como un valioso regalo que nos has dado. Me comprometo a reconocer las falencias y actitudes que hay en mí y que me impiden, en muchas ocasiones, ser un fiel amante de Tu Voluntad, para que, al haber limpiado mi tesoro, sea una ofrenda agradable a Tus ojos. Amén.

Gozos y demás oraciones como el día Primero

Día duodécimo

María un corazón escogido por el Padre y para el Padre.

Ozías dijo a Judit: «¡Bendita seas, hija del Dios Altísimo más que todas las mujeres de la tierra! Y bendito sea Dios, el Señor, Creador del cielo y de la tierra, que te ha guiado para cortar la cabeza del jefe de nuestros enemigos. Jamás tu confianza faltará en el corazón de los hombres que recordarán la fuerza de Dios eternamente. Que Dios te conceda, para exaltación perpetua, el ser favorecida con todos los bienes, porque no vacilaste en exponer tu vida a causa de la humillación de nuestra raza. Detuviste nuestra ruina procediendo rectamente ante nuestro Dios.» Todo el pueblo respondió: «¡Amén, amén! Judit 13: 18-20.

A la luz del texto de Judit, nos reunimos hoy de manera especial para referirnos a una de las más grandes obras hechas por el Padre. En el libro de Judit hay un ejemplo claro de la Providencia de Dios – que no abandona nunca a Su pueblo. También se comparte con este escrito la visión de la elección preferencial de Dios por lo humilde, por lo que parece poco, para cambiar la idea de aquello que parece mucho; así una mujer, más débil que el hombre en cuanto a su fortaleza física, es más fuerte por su valentía y su confianza en Dios. Esta elección especial es atribuida hoy a María como la elegida, la escogida y predestinada por el Padre para ser portadora del Hijo. Dios al mirar en su corazón descubre las bondades y pureza de su ser. De igual modo, así como María ha sido escogida y dado el regalo del Hijo, nosotros hemos sido escogidos también; nuestro camino está hoy fijado y transitado por Dios; nuestro corazón al igual que el de María, está iluminado y estrechamente unido al del Padre, por eso, como antorchas flameantes y destellantes del fuego del amor estamos llamados a iluminar y llevar calor, a abrasar con el Fuego del Espíritu a aquellos que hoy se sienten apagados.

El Eterno se enamoró de vuestra incomparable hermosura, con tanta fuerza, que se quiso como desprender del seno del Padre y escoger esas virginales entrañas para hacerse Hijo vuestro. ¿Y yo, gusanillo de la tierra, no he de amaros? Sí, dulcísima Madre mía, quiero arder en vuestro amor y propongo exhortar a otros a que os amen también.  -San Alfonso María de Ligorio.

Oración: Amadísimo Padre, en este día al haber transitado por el valle de la vida y aún más al haber meditado Tu palabra, permítenos guardar como una promesa aquello a lo que nos invitas. Danos, al igual que María, la humildad y sencillez por lo que fue escogida, danos la capacidad de recibir en nuestro corazón el destello de Tu Espíritu, para que no hablemos nosotros, sino que seas Tú hablando y actuando por nosotros.  Amén.

Compromiso: Al final de mi oración, en este día dejo en Tus manos Padre, mi opción de vida. Has que cada día redescubramos los motivos que nos han traído a Tu presencia. Me comprometo Padre amoroso a donar mi vida y a unir mi corazón cada vez más a Ti, para que mi elección sea siempre renovada por Tu presencia, dame agudeza para entender y escuchar, capacidad para dar sin esperar y una especial predilección porque mis acciones sean reflejo de Tu amor.  Amén.

Gozos y demás oraciones como el día Primero