Padre Misericordioso, no permitas que mi corazón languidezca por falta de amor. Padre nuestro, enciende fuego a mi pobre corazón y mantenlo vivo en las llamas de tu amor porque solo en Ti puede arder incesantemente sin extinguirse.
Padre amoroso, no permitas que mi corazón quede adormecido por el arrullo de este mundo cómodo y conformista, aparentemente feliz para unos, pero penoso y lleno de sufrimientos inútiles para otros. Despierta mi corazón de la tentación hedonista que este mundo de los hombres le ofrece e inquiétalo para que arda con la llama de amor con la que Tu encendiste al mundo.
Padre nuestro, de Tu Corazón Sacratísimo brotan llamaradas de fuego de amor. Unido al Corazón amadísimo de Tu Hijo Jesucristo, Te ruego, por medio del Corazón Inmaculado de María y del Corazón Casto y Justo de San José que envíes chispas de amor al corazón de todos los seres humanos. Te pido especialmente por el corazón de los míos y el mío propio. No permitas que caigamos jamás en la tibieza que tanto Te ofende y lastima. Concédenos gracias especiales para ser capaces de incendiar el mundo con el fuego de Tu Amor.
Quiero, Padre, hacer la guerra del amor. Esa guerra que Tu propones y con la que has venido a encender este mundo que vive de espaldas a Ti. Inquiétame, despiértame, muéveme y contágiame de ese Fuego de Amor con el que Tu enciendes al mundo.
Oh, Padre, danos la sabiduría de discernir y de ver la luz que nos alumbra el camino, a pesar de la lucha diaria que enfrentemos para poder avanzar firmes y seguros hacia Ti. Amen.
“El Corazón de Abba que os ama. Bendiciones”.