Oración a Nuestra Señora del Discernimiento

Nuestra Señora del Discernimiento, consérvame un corazón de niño, puro y cristalino como el Tuyo, con la capacidad de discernir entre el bien y el mal y huir del peligro.

Dame un corazón sencillo que no se quede en las tristezas, sino que enfrente todo como un soldado listo en la batalla, discerniendo cómo será la próxima tentación a vencer.  Dame un Corazón grande para entregarme por completo, tierno en la compasión, ligero de equipaje y contemplativo en la acción.  Dame un corazón fiel y generoso que no olvide ningún bien ni guarde rencor por ningún mal.

Amada Madre Celestial, a Ti que siempre te acompaña el Discernimiento, quiero colocar en estos momentos, a Tus benditos pies, todo mi caminar, para que las cosas que haga de ahora en adelante estén iluminadas por el perfectísimo Discernimiento que viene de Dios, a fin de que pueda cumplir con la misión por la cual Él me regaló la vida.

Madre del Santo Discernimiento, quiero consagrarte mis pensamientos, mi intelecto, mi cuerpo, mi espíritu, mi alma y todo mi ser.

Madre de la Voluntad Perfecta, te pido me des la gracia de recuperar el tiempo perdido en cosas que no tenían sentido y me ayudes a entender que Tú tienes un camino perfecto, trazado por Dios para mi vida. 

Oh Madre del Discernimiento, te suplico no te quedes en silencio, ¡ayúdame a tomar buenas decisiones!

Nuestra Señora del Divino Discernimiento, fórmame un corazón manso y humilde, que ame sin pedir nada a cambio, gozoso al desaparecer en Tu corazón ante Tu Divino Hijo, un corazón grande y valiente que con ninguna indiferencia se canse, un corazón que construya todo sobre la roca firme que es Jesús y juntos pisemos la cabeza del adversario.

Que toda mi vida ponga a Dios en el centro y todo se ordene para hacer Su Santa Voluntad, con un corazón que alabe y adore a Cristo nuestro Señor.

Madre del Discernimiento, dame la fuerza para perseverar en el camino de Tu Hijo amado.

Renuncio a las cosas con las que mi mente tratará de engañarme.  Me propongo buscar las cosas que son según el Espíritu y renuncio a las cosas que son según la carne.  Amén.

Hebreos 5:14: En cambio, el manjar sólido es de adultos; de aquellos que, por costumbre, tienen las facultades ejercitadas en el discernimiento del bien y del mal.

Juan 10:4-5: Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.  Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.